Entre bobos anda el juego

3.00

ISBN: 9788498974805 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN rústica: 9788498162233


En Entre bobos anda el juego Francisco de Rojas Zorrilla presenta a Isabel camino de Toledo. Allí la espera su futuro marido, el extravagante don Lucas. Don Pedro, discreto primo de éste, reconoce en ella a cierta dama.
De noche, en un mesón encuentran a don Luis, pretendiente frustrado de Isabel, a Alfonsa, ridícula hermana de don Lucas, y a don Antonio, padre de Isabel. Deshechos los malentendidos, Lucas acepta que Isabel se case con don Pedro y Alfonsa con don Luis.
Entre bobos anda el juego es el modelo supremo de la «comedia de figurón». Es una caricatura del provinciano grotesco que aspira a una promoción social mediante un matrimonio que piensa alcanzar por su riqueza.

Jornada primera

[En la casa de don Antonio de Peralta, en Madrid]

(Salen doña Isabel con bohemio, y Andrea, criada.)

Isabel: Llegó el coche, es evidente.

Andrea: Y la litera también.

Isabel: ¡Qué perezoso es el bien,
y el mal, oh, qué diligente!
¿Que mi padre, inadvertido,
darme tal marido intente!

Andrea: Marido tan de repente
no puede ser buen marido.
Jueves tu padre escribió
a Toledo, ¿no es así?
Pues viernes dijo que sí,
y el domingo por ti envió.
Cierta esta boda será,
según anda el novio listo;
que parece que te ha visto
en la priesa que se da.

Isabel: A obedecer me condeno
a mi padre, amiga Andrea.

Andrea: Puede ser que éste lo sea,
pero no hay marido bueno.
Ver cómo se hacen temer
a los enojos menores,
y aquel hacerse señores
de su perpetua mujer;
aquella templanza rara
y aquella vida tan fría,
donde no hay un «¡alma mía!»
por un ojo de la cara;
aquella vida también
sin cuidados ni desvelos,
aquel amor tan sin celos,
los celos tan sin desdén,
la seguridad prolija
Y las tibiezas tan grandes,
que pone un requiebro en Flandes
quien llama a su mujer «hija».
¡Ah! Bien haya un amador
de estos que se usan agora,
que está diciendo que adora
aunque nunca tenga amor.
Bien haya un galán, en fin,
que culto a todo vocablo,
aunque una mujer sea diablo,
dice que es un serafín.
Luego que es mejor se infiera,
haya embuste o ademán,
aunque más finja un galán
que un marido, aunque más quiera.

Fragmento de la obra