Lo que puede una sospecha

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ISBN tapa dura: 9788499535425
ISBN rústica: 9788498161076


Lo que puede una sospecha. Antonio Mira de Amescua

Jornada primera

(Salen doña Inés, Fenisa, y doña Isabel con mantos.)

Inés: La dicha de conoceros
hace mi suerte mayor.

Isabel: Fianzas os da mi amor
de saber corresponderos.

Inés: Estoy tan aficionada
a vuestro ingenio y belleza
que de la naturaleza.
Con razón vivo enojada
de que me hiciera mujer
cuando os crió tan hermosa;
que es victoria poco [dichosa],
no peligrar al vencer.
Pues no importa que el agrado
y brío me haya rendido
si mi ser está impedido
de poderos dar cuidado.

Isabel: Ved que vuestras perfecciones
piden alabanza igual
y que me hacéis mucho mal
con tantas ponderaciones;
pues cuando restituíros
quiero el favor que me dais,
como todos los gastáis,
no me dejáis qué deciros.
Y os suplico, mi señora,
me hagáis merced de decirme
casa y nombre.
Inés; Prevenirme
quise a ese cuidado agora.
Doña Inés de Portugal
soy, de don Carlos hermana,
cuya estirpe soberana
debo a la casa real.

Isabel: ¡Qué sois hermana de Carlos!

Inés: Y muy vuestra servidora.

Isabel: Vuestros favores agora
de nuevo vuelvo a estimarlos.
Pues en mí vuestro decoro,
por quien sois, aplausos gana.
(Aparte.) (Y porque os llamáis hermana
del dueño que firme adoro.)
¡Fenisa!

Fenisa: ¿Señora mía?

Isabel: Desde luego me agradó
como el alma adivinó
que algo de Carlos tenía.

Fenisa: Pues, advierte, si te agrada
por si tu estado mejoras,
que buenas son pocas horas
las que tiene una cuñada.

Inés: Las ferias del nombre espero.

Isabel: Agradecidas las doy:
Hija de don Diego soy
de Meneses cuyo acero
asombro fue y maravilla
grangeando igual decoro
en Ceuta ya contra el moro
ya en los campos de Castilla.

Inés: No sin ocasión parece
que de vos me aficionaba
cuando vuestro ser me daba
a entender lo que merece;
pues vuestra casa y la mía
—los tiempos son buenos jueces—
emparentaron más veces
que el Sol da rayos al día,
y así tenemos de ser
muy amigas.

Isabel: Está llano
que el gusto que en vos gano
no le procuro perder.

(Salen don Iñigo y don Alonso.)

Fragmento de la obra