El grito de libertad en el pueblo de Dolores

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ISBN: 9788498978582 Categoría: Etiquetas: , , , , , ,

ISBN CM: 9788499538563


El grito de libertad en el pueblo de Dolores es una breve pieza de teatro escrita con un estilo exaltado y casi panfletario. José Joaquín Fernández de Lizardi hace una crónica de la historia mexicana de su tiempo. Se trata, tal vez, de un panfleto culterano, que de algún modo recuerda a Bertolt Brecht.
La trama presenta la precaria situación en la que se encuentra México bajo el yugo español, con el corazón acongojado por la miseria y la ignorancia. El personaje principal, el cura Hidalgo, no para de alentar a sus feligreses para que hagan valer sus derechos y derrotar la tiranía.
Lizardi trata de dignificar este episodio de la historia de México, combinando las parrafadas patrióticas, en el primer acto, con un número literario-musical a cargo de un coro y, en el segundo acto, con escenas sentimentales que exaltan las virtudes caritativas del cura Hidalgo con su feligresía. Y el resultado es la sacralización decisiva del personaje, su conversión en un ser providencial, que levanta a criollos e indios para luchar contra los españoles y por una Libertad con mayúsculas.

Acto I

El acto I se representa en una sala grande y decente del cura Hidalgo, con el adorno común. Hidalgo, Abasolo y Aldama.

Hidalgo: Mucho tiempo hace, amigos míos, que lloro en el silencio la suerte desgraciada de nuestra patria. Oprimida trescientos años ha por el duro gobierno español, poseídas las benéficas órdenes que tal cual monarca ha dictado a su favor, solo hemos experimentado desprecios y maltrato general de los mandarines que envían a gobernarnos. Los empleos honoríficos y pingües son exclusivos para los españoles: el ser americano es un impedimento para obtenerlos. La contraseña de los pretendientes españoles es bien sabida; don Fulano de tal, dicen en sus solicitudes, natural de los reinos de Castilla y compañía: de esta manera hechos dueños del gobierno, se han hecho dueños del comercio, de las haciendas de labor, de las minas y de nuestras fortunas, dejándonos únicamente el trabajo material para comer, porque ni los auxilios que proporciona la industria se nos permite. Yo mismo he querido fomentar en este pobre pueblo el cultivo de las viñas.
Sí, yo he plantado algunas por mi mano, y no se ha permitido fabricar vinos porque se expendan los que nos traen de España. De este modo, habiendo nacido entre la riqueza y la abundancia, nos hallamos herederos de una subsistencia muy precaria, precursora infalible de la mayor miseria.