Armonías de la Pampa

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ISBN rústica ilustrada: 9788490071243
ISBN tapa dura: 9788411267007


A mediados del siglo XIX salió a la luz una valiosa recopilación de las composiciones poéticas escritas hasta entonces por Bartolomé Mitre, y publicadas bajo el epígrafe genérico de Rimas (1854). Este interesante volumen (cuyo éxito entre críticos y lectores propició una reedición corregida y aumentada en 1876) apareció dividido en varias secciones como: Armonías de la pampa, El caballo del gaucho, El pato, El ombú, En medio de la pampa, A Santos Vega, etc.), todas ellas compuestas por poemas fundidos en uno de los moldes estróficos que tuvieron mayor alcance en la lírica hispanoamericana del siglo XIX: la décima octosilábica.
El presente libro, Armonías de la Pampa, es un canto al hombre de la pampa, sus tradiciones, su valentía y sus juegos, y comprende cinco poemas titulados:

I. «A un ombú en medio de la Pampa»
II. «A Santos Vega. Payador argentino»
III. «El pato, cuadro de costumbres»
IV. «El caballo del gaucho»
V. «La Revolución del Sur»

En la producción gauchesca de Bartolomé Mitre, la pampa y sus tópicos como referentes ambientales se humanizan desde un enfoque nítidamente romántico que, más que atribuir cualidades vitales al resto de las cosas, acaba por envolverlas en un halo idílico dotado de tanta belleza como irrealidad. Junto a ello, la impagable recuperación de tipos, usos y paisajes pintorescos como los que retrata el autor argentino en sus versos dan lugar a unas composiciones enriquecidas por el encanto de los ecos populares y las tradiciones legendarias, aunque, eso sí, testimoniales de la rigurosa labor de reconstrucción realizada por un autor culto.

I. A un ombú en medio de la pampa

Aquí estás, ombú gigante
a la orilla del camino,
indicando al peregrino
no siga más adelante
en la llanura sin fin.
Tú señalas las barreras
que dividen el desierto,
y oyes el vago concierto
que alzan las auras ligeras
de la pampa en el confín.

Eres la verde guirnalda
de la cabaña pajiza,
que vas marchando de prisa
con el pasado a tu espalda
y a tu frente el porvenir.
Donde huye el indio salvaje
y el cristiano se adelanta,
tu cabeza se levanta
susurrando tu ramaje:
«el rancho llegó hasta aquí».

Eres lo último que muere
de la morada del hombre,
y sin registrar un nombre
estás contando al viajero
memorias de hoy y de ayer.
Al proseguir tu carrera
por la llanura extendida,
sobre tu cima florida
hoy alzas en la frontera
el pendón de nuestra fe.