Zafira

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ISBN rústica ilustrada: 9788490070536
ISBN tapa dura: 9788411266208


Zafira es una obra dramática de Juan Francisco Manzano que relata un conflicto dinástico ambientado en Mauritania.
En el ambiente sumamente tenso que vivía Cuba como colonia española a mediados del siglo XIX, el poeta Juan Francisco Manzano escribe Zafira, tragedia en cinco actos. Según su autor, la obra se sitúa «en Mauritania, hoy Argel, y pertenece al siglo décimo sexto».
Pese a no poder declarar con exactitud la fecha en que fue escrito, sabemos que Zafira se publicó en 1842, en el contexto de la vida del dramaturgo como hombre libre. O sea, después que la declamación del soneto «Mis treinta años» conmoviese a un grupo de letrados blancos y los llevase a reunir el dinero necesario para comprar a Manzano su libertad. Zafira está dedicada a Ignacio Valdés Machuca, uno de los admiradores que en esa tarde de 1836 cambiaron la condición legal del escritor.
La trama de Zafira se basa en eventos reales relacionados con el conflicto del turco Arruch Barbarroja con Selim, rey de Mauritania y el asesinato de este último. Cinco años después, su esposa Zafira por fin cede a la propuesta de matrimonio del temido Barbarroja.
No sabe que fue este quien le quitó la vida a su marido. Desolada adenás por la ausencia de su hijo, que desapareció la noche del asesinato, Zafira se resigna al deseo del déspota.
Sin embargo, confiesa a su amiga Colifa que ha soñado con su difunto esposo, quien ha mostrado su disgusto con la boda, pidiéndole a Zafira que se mantenga fiel a su memoria.
Colifa le cuenta entonces a Zafira que el hijo de esta, está vivo y ha regresado.

Acto primero. La vuelta de Selim
El teatro représenla el gabinete de Zafira, entrada al frente, reja a la izquierda y puerta a la derecha.

Escena I
Zafira: (En traje de luto después de observar por la reja.)
Por fin amaneció y un nuevo día
Viene a unirse a los muchos que mi llanto
Regado deja infortunadamente
Para siempre quizás. ¡Oh! cuántos años
Impulsada de dulces esperanzas,
Palpitando de gozos he juzgado
Al término llegar de mis pesares
Creyéndome felice: ¡pero cuántos,
Al tocar los objetos que me brinda
De la ventura la engañosa mano,
Convirtiéndose todos en pesares
Solo cogí terribles desengaños,
De dolores sin fin! ¡Oh Dios eterno.
Hasta cuando amarguras, hasta cuando!

(Llora.)