La mujer que manda en casa

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ISBN: 9788499532349 Categoría: Etiquetas: , ,

ISBN rústica: 9788498165142


En La mujer que manda en casa Tirso de Molina relata la historia de Jezabel, reina de origen sidonio casada con el rey hebreo Acab para sellar una alianza política. Tras la muerte de su esposo, Jezabel quedó en el trono. Su despótico reinado, introdujo el culto a Baal en Israel y le granjeó el odio de sus súbditos quienes le dieron una muerte trágica.

Jornada primera

(Música de todos géneros y por una parte suben al tablado (habiendo venido a caballo al son de un clarín) en hábito de caza, Jezabel, Raquel, Criselia y cazadores, con perros, ballestas y venablos. Por la otra parte al mismo tiempo suben también (al son de cajas y trompetas) soldados marchando, y entre ellos Nabot, Abdías y Jehú; detrás de todos, a lo hebreo con corona y bastón, el rey Acab. Tocan chirimías y en estando todos arriba llega Acab a Jezabel y dice:)

Acab: Por más que inmortalice,
eterna en sus murallas
Babilonia, a Semíramis su reina
y su fama felice,
diosa de las batallas;
lauros la ciña cuando Ofires peina,
pues sin cuidar prendellos,
causando al Asia espantos
y ocasionando simulacros tantos,
opuesta al Sol, enarboló cabellos;
su fama en vos admiro,
luz de Sidón, Semíramis de Tiro.
Guerra es también la caza,
estratagemas tiene,
inventa ardides y emboscadas pone;
vos de la misma traza
(cuando en triunfo solene
mis sienes manda Marte que corone
del árbol fugitivo,
al dios planeta esquivo)
porque Moab postrado,
sujeto a vuestro Acab, parias le ha dado,
divino cazadora,
triunfos de fieras blasonéis, Aurora.
Envidia tengo al ave
que ejecutando vuela
(rayo veloz de pluma) altanerías;
si lo que goza sabe
no ha menester pigüelas
que en las alas repriman osadías;
en cárcel generosa
alcándara es hermosa
de cristal transparente
vuestra mano: si en ella favor siente
que mi fortuna pueda hacer dichosa,
la garza que hay más bella
renunciará por no apartarse della.
Provincia es tributaria
Moab (por mí abatida)
de Israel, porque en dichas trueque quejas;
su rey pecha a Samaria,
en cambio de su vida,
cada año para vos cien mil ovejas:
vellocinos de plata
daros en ellas trata,
que se blasonen dignos
como el de Colcos, ser del cielo signos
y el múrice convierta en escarlata,
porque Jezabel pueda
anteponer la púrpura a la seda.
Cargados mil camellos
de marfil y oro puro,
espolios son que os sirvan de tesoro,
con que alcázares bellos
os labre (que procuro
palacios de marfil a deidad de oro).

Fragmento de la obra