Un avatar con los datos de nuestra vida
La fórmula para ser inmortales
La eternidad digital: ¿una bendición o una maldición?
La tecnología moderna está abriendo puertas que jamás pensamos posibles. Una de las más fascinantes es la capacidad de capturar nuestra esencia en un avatar digital con datos de nuestra vida que sigue interactuando con el mundo mucho después de que hayamos fallecido. La pregunta es: ¿debemos cruzar esa puerta?
El alba de la eternidad aumentada
Hossein Rahnama, investigador de la Universidad de Ryerson y profesor visitante en el MIT Media Lab, está desarrollando una aplicación llamada Augmented Eternity. Su objetivo es reunir nuestros datos personales, incluidas interacciones en redes sociales y correos electrónicos, para crear avatares digitales que puedan interactuar con nuestros seres queridos, colegas o incluso desconocidos después de que ya no estemos.
Veinte mil personalidades a la vez
Capturar la esencia humana en una fórmula algorítmica es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. Como explicó Rahnama, la inteligencia artificial aún carece del contexto necesario para emular nuestra forma única de interactuar con el mundo. Cada uno de nosotros es un caleidoscopio de personalidades que cambian dependiendo del contexto, el interlocutor y el estado emocional.
No solo para los muertos
Pero no hay que esperar a estar muertos para sacar provecho de este concepto. Un avatar digital también podría ser un recurso invaluable durante nuestra vida. Imaginemos un abogado que cobra cientos de euros por hora permitiendo consultas con su avatar digital por una fracción del precio. La tecnología podría revolucionar la forma en que interactuamos profesionalmente.
Cuestiones éticas
A medida que estas posibilidades digitales emergen, surgen preguntas éticas inquietantes. ¿Quién es el dueño de nuestra «esencia digital» después de que fallezcamos? ¿Deberíamos tratar nuestros datos digitales con el mismo respeto y cuidado que nuestros restos físicos? Esas preguntas están pidiendo a gritos una regulación ética.
Proyectos paralelos
Empresas como ETER9 y Replika también están trabajando en la creación de avatares digitales que imitan nuestra personalidad. ETER9 tiene como objetivo ofrecer «inmortalidad digital» al permitir que los avatares continúen interactuando en las redes sociales incluso después de la muerte del usuario. Replika, por otro lado, busca crear un «gemelo digital» que aprende de nuestras conversaciones y comportamientos para ofrecer una representación más precisa de nosotros mismos. Estas empresas demuestran que el concepto de eternidad digital no es meramente una fantasía, sino un campo emergente con serias implicaciones.
Un avatar con los datos de nuestra vida
La idea de la eternidad digital es seductora y perturbadora en igual medida. A medida que avanzamos hacia un futuro en el que los avatares digitales podrían convertirse en una norma, es crucial detenernos a considerar las implicaciones éticas y emocionales de tal empresa. Porque, al final del día, ¿no es el arte de dejar ir una parte integral de la experiencia humana?