Viajes por Italia
€2.00
ISBN CM: 9788498167245
Francisco de Miranda, viajero infatigable, unía a su enorme afán de nuevos conocimientos una amplia cultura, condiciones que lo hicieron un agudo observador de los diferentes países por él visitados.
Entre 1785-1789 realizó un largo viaje por Europa. Estuvo en Italia, Grecia, Holanda, Prusia, parte de Oriente, Rusia, Viena, París, Londres, La Haya, Copenhague, Berlín, Nápoles, Finlandia, Oslo, Hamburgo, Bramen, Holanda, Bélgica y Alemania. Las experiencias de sus viajes quedaron plasmadas en su Diario.
Toda la noche corrimos con viento fresco del N. N. E. de modo que a las siete de la mañana que me levanté de dormir estábamos ya sobre Venecia, y a las ocho entramos por el Lido dando fondo inmediato al Lazareto (la distancia es de noventa millas) el capitán fue a tierra para manifestar sus papeles, y luego volvió a bordo, donde fletamos una pequeña barca entre todos los pasajeros y juntos con nuestros equipajes seguimos a la ciudad… ¡No se puede negar que al aproximarse el espectáculo impone! ¡Tantos hermosos, y soberbios edificios que parecen salen del agua…! La vista del hermoso canal-grande, y de la Giudecca, con las islas adyacentes de San Giorgio magiore, de la Madonna delle Gratie, etc. ¡todo forma un objeto grande y hermosísimo!… mas cuando se desembarca, y se comienza a ver la mierda, y porquería que cubre las calles, casas etc. ¡la idea disminuye infinitamente!… en fin llegamos a la Sanidad que está vecino a la Dogana; y después de avernos molido una media ora nos despacharon, y cada uno tomó su góndola para buscar posada: los guardas vinieron a querer visitar el equipaje, más 2 o 3 paulos que se les dieron, los hicieron marchar luego con una reverencia. A las diez tomé alojamiento ne lo Scudo di Francia inmediato al famoso puente de Ríalo, pagando 8 paolos por el cuarto, 6 por comida, 2 por el fuego, 5 por el servidor y 6 por la góndola a un hombre solo, pues siempre que se quiere aumentar otro se encuentra inmediatamente. Después de haberme vestido, reposado un poco, y comido, tomé la góndola (que es el único carruaje que aquí se usa) y fui a distribuir las cartas de recomendación que traía a don Ignacio López de Ulloa —encargado de negocios de España—: A mister de Corradini, secretario de embajada del emperador: il signore Pietro Zaguri senatore amplísimo: il signore Angelo Quirini senatore amplísimo: il cavalieri don Pietro Rombenchi, el signore Francesco Georgio may: el signore Pietro Nutricio Grisogono cuya operación concluida me fui a una botillería a probar los helados venecianos, y me sirvieron uno de Marrasquin, con la fruta entera, muy bueno; mas la dicha botillería, y todo su ajuar era sumamente puerca… informome el criado, sin embargo, que aquella era la mejor y no lo dudo pues había allí varios nobles al mismo tiempo que yo… de aquí pasé al teatro de San Benedetto, donde vi una opera seria malísima que me molió el alma, y la paciencia hasta cerca de media noche que concluyó… qué teatrazos, y qué populacho, siempre es necesario tomar un palco, que al menos cuesta 5 paulos porque al patio no se puede ir absolutamente.
Fragmento del texto