Pascual López. Autobiografía de un estudiante de Medicina

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ISBN: 9788490078136 Categoría: Etiquetas: , , ,

ISBN rústica: 9788490079652


Pascual López. Autobiografía de un estudiante de Medicina (1879) es la primera novela que publicó la escritora coruñesa Emilia Pardo Bazán.
Ambientada en la España de finales del siglo XIX, narra las vivencias de un joven estudiante, de humilde condición, que sueña con ser rico y poderoso. Sus ansias de riqueza lo llevarán a participar en un peligroso experimento.
Pascual López narra a través de una autobiografía ficticia el proceso de iniciación y aprendizaje del mundo adulto que vive el joven estudiante tras dejar su pueblo natal y adentrarse en el mundo estudiantil compostelano. El eje central de esta novela es la relación que el despistado Pascual establecerá con su profesor de química, don Félix O’Narr.
Pascual López fue muy bien recibida por la crítica, aunque la propia Pardo Bazán subraya en el prólogo da la tercera edición de la novela:

«no pasa de ser rápido esbozo de costumbres estudiantiles, entretejido con fantasías científicas que casi trascienden la nigromancia, como trasciende todo la cosa sobrenatural en Santiago.»

No creo que venga a cuento para la narración de esta verdadera cuanto inverosímil historia, decir cómo fui por mis padres consagrado desde mi tierna infancia al arte de Hipócrates y Galeno, y cómo hube de dejar el regalo de los paternos lares por la estrechez de una mísera posada. Ignoro en qué particulares signos y marcas pude revelar disposiciones felicísimas y raras aptitudes médicas; pero es lo cierto que una mañanica me hallé en Santiago hecho estudiante.
Cuando tal aconteció era yo un mozancón más espigado de lo que mis años pedían, muy reñido con los libros y muy amigo de pasarme las horas vagabundeando o mano sobre mano. Pienso que esta mi holgazanería fue cabalmente la que inclinó a mi familia a dedicarme al estudio. La cava, la siembra, la siega, no entraban en mi reino: luego yo tenía a la fuerza que ponerme a sabio. Mucho trabajo me costó deshabituarme de la rústica abundancia que en su hogar montañés ostentaban mis padres, a fuer de ricachones labradores gallegos; (y es de advertir que estos tales, a pesar de su fama de cicateros y mezquinos, son, según la experiencia y viajes me han demostrado, los mayores pródigos y manirrotos de toda España). Ello es que yo, al beber el caldo turbio y chirle que nos regalaba la fementida patrona, al engullir su pelado puchero, traía a la mente las perpetuas bodas de Camacho que atrás dejara, y envidiaba de todo corazón a mis hermanos, los que quedaban arando sin pensar en mojigangas de estudios ni de Universidades.
Si era en otoño, decía para mi sayo: tiempo de vendimia, de castañas, nueces y mosto, ¡quién te cogiera allá! Si en invierno: ¡valientes perniles y chorizos cocerán en el pote de casa! Si en primavera: ¡viérame yo buscando nidos de jilgueros y lavanderas, moras y fresillas silvestres, y no preso en estos bancos y oscuras cátedras! Y finalmente, en carnestolendas recordaba el antruejo que solíamos vestir, pereciendo de risa, con todos los trapos que hallábamos a mano, dándole por corona un ruedo de paja, por cetro una escoba, y pintorreándole de hollín la cara, mientras la sartén puesta en la trípode cantaba el estribillo con que suele acompañar el nacimiento de las amarillas filloas.

Fragmento de la obra