No siempre lo peor es cierto
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ISBN rústica: 9788498164527
No siempre lo peor es cierto es una comedia de capa y espada. Sin embargo, su tono, casi sentimental, y su argumento, la separan del resto de las comedias de Pedro Calderón de la Barca.
En No siempre lo peor es cierto Don Carlos, amante de Doña Leonor de Lara, encuentra de noche un hombre en el aposento de ella. Lo toma por su rival, y lo mata, arrebatado por los celos.
Luego para salvar el honor de Leonor, se la lleva consigo. La considera culpable, y pese a ello, la protege.
La trama de No siempre lo peor es cierto alimenta las sospechas de Carlos, y llena de dudas a los espectadores, hasta que al fin aparece la verdad en todo su esplendor. Carlos se convence de que Leonor le ha sido siempre fiel.
Este drama nos admira por el desarrollo vigoroso de su relato y el ingenio delicado de su autor. Encanta también su argumento principal y los caracteres de Don Carlos y Doña Leonor, trazados con fuerza y gracia: Carlos, de nobles y magnánimos pensamientos, arrastrado, no obstante, por esas mismas cualidades a concebir sospechas injustas; Leonor, dulce y por afectuosa con él, que tanto la ofende.
Jornada primera
(Salen don Carlos y Fabio, vestidos de camino.)
Carlos: ¿Diste el papel?
Fabio: Sí, señor;
y con notable alegría
dijo que al punto vendría
a esta posada.Carlos: Y Leonor
¿habráse ya levantado?Fabio: Aun no ha abierto su aposento.
Carlos: Pues llama en él, porque intento
darla parte del cuidado
con que a asegurar me atrevo
su vida y su honor aquí,
por lo que me debo a mí,
no por lo que a ella la debo.
Llama, pues; que ya es hora
de que despierte.(Sale doña Leonor.)
Leonor: Eso fuera
si yo, don Carlos, durmiera;
pero quien padece y llora
desdenes de una fortuna
tan crüel, tan inclemente,
tan a todas horas siente
que no descansa en ninguna.
¿Qué me quieres?Carlos: Informarte
de cómo en tan triste suerte
trata mi amor defenderte,
ya que no es posible amarte.
Sabrás…Leonor: No prosigas, no;
Fragmento de la obra
pues sea justo o no sea justo,
basta saber que es tu gusto
para obedecerle yo.
Que, aunque en pena semejante
atento te considero
a la ley de caballero,
primero que a la de amante,
en mí no hay más elección,
más gusto, más albedrío
que el tuyo; siendo éste el mío,
¿para qué es la relación?