Los bandos de Verona

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ISBN tapa dura: 9788499536255
ISBN rústica: 9788498160345


Los bandos de Verona es junto a Monteses y Castelvines, de Lope de Vega, una de las más célebres versiones de la historia de Romeo y Julieta. Fue escrita durante el Siglo de Oro en España. Su autor, Francisco de Rojas Zorrilla, escribió dramas profanos y religiosos:

  • quince autos sacramentales,
  • dos entremeses
  • y cerca de setenta comedias de costumbres y dramas históricos.

En esa época abundaban las obras de teatro y tenían una enorme difusión popular. En ese mundo, los dramas de Rojas Zorrilla destacaron por su intensidad trágica y sus comedias por su ritmo, sus enredos y su lenguaje sencillo.
Los bandos de Verona es más una obra de pericias dramaturgias que un retrato de Romeo y Julieta. Esta pieza es un ejemplo de cómo en la del Barroco el teatro de Shakespeare y el español construyen sus universos.

Jornada primera

(Salen Julia, Elena, Esperanza y Leonor.)

Elena: ¿Lloras mi Julia?

Julia: Sí, Elena.

Elena: Templa el llanto a tus enojos.

Julia: Dos nubes hay en mis ojos
que ha congelado una pena.

Elena: Lluevan, pues, y tu dolor
mengüe, si alivio le das.

Julia: Antes cuanto lloro más,
se hace la lluvia mayor.

Elena: ¿Di, cómo?

Julia: Mira la nube
preñada de exhalaciones,
que a penetrar las regiones
del aire diáfano sube.
que si del rayo el calor
le hace derretir la nieve,
de aquello mismo que llueve
va naciendo otro vapor.
Mira un río a su albedrío
que al mar se va a despeñar,
y por sus venas el mar
le vuelve a hacer que sea río.
Iguales hoy los enojos
son del mal que me condena,
una lloro, y otra pena
vuelve a congelar mis ojos.
Despeño el corriente frío
de mis mejillas al mar,
y este mar vuelve a prestar
caudales de plata al río.
¿Pues qué importará en rigor
despeñar corriente igual,
si río logro un caudal,
y nube abrazo un vapor?

Elena: A visitarte he venido
por templarte esos enojos,
y habla mi voz con tus ojos
y aun no me escucha tu oído;
que tienes razón confieso;
di tu mal, y no lo llores:
yo también siento dolores
y no los lloro por eso:
dime tu pena también.

Fragmento de la obra