Los balcones de Madrid

3.00

ISBN: 9788499537825 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN rústica: 9788498165265


Los balcones de Madrid I. Tirso de Molina

Jornada primera

(Salen Leonor con manto y doña Ana sin él.)

Ana: ¿Eso viste? ¡Que eso pasa!

Leonor: Ésta es la pura verdad
en fe de la voluntad
que, después de mi casa
eres vecina te debo.
Reconocimientos labras
ya en obras y ya en palabras,
tantos en mí que me atrevo
a revelarte secretos
que mi señora me fía.

Ana: Querrá el Amor algún día
que con mayores efetos
me desempeñe. Leonor,
sé entretanto mi acreedora.
En efeto, ¿tu señora
tiene a mi don Juan amor?
En efeto, ¿sus engaños
me pretenden usurpar
la acción que puede alegar
quien ha que le ama dos años?

Leonor: En esa parte podré
disculpar a mi señora
justamente. Pues, si ignora
tus desvelos y no fue
como amiga consultada
de tus cuidados por ti,
¿en qué te ofende?

Ana: Salí,
Leonor, cierta y desdichada
en mis sospechas. Mudó
don Juan voluntad y afetos
y, mudándolos, sujetos
de su esperanza dejó
quejas que buscan venganza
contra quien no ha delinquido.
¿Podrá ser que de su olvido
tome mi agravio venganza?
Pared en medio tenemos
las casas donde habitamos.
Por primas nos visitamos;
como amigas nos queremos;
mas, pues celosa examino
ofensas que Amor me avisa,
desde hoy más recele Elisa
las obras de un mal vecino.
Fiscalizarán mis penas
acciones que la dan alas
murmurando de las malas,
maliciando de las buenas.
Tomaré satisfacción
del agravio que me adviertes;
pero en efecto, ¿en las suertes
que echa la superstición
esta noche, salió Elisa
con don Juan?

Leonor: Y tú también
con don Pedro.

Ana: En su desdén.
De sus mudanzas me avisa,
que es don Pedro pretendiente
de tu señora, anterior
en frecuencias y en favor,
ya olvidado por ausente.

Leonor: Si has de prevenirte en esto,
con mi advertencia prosigo:
envió Elisa conmigo
un papel en que echó el resto
de finezas…

Ana: No seguras.
…y dentro dél encajó
la suerte que les tocó.
No te diré las locuras
que con el epigrama hizo,
con la suerte y el papel;
diversas veces en él
puso, y no se satisfizo,
los labios. Dióme esta joya.
Prometió sacarme un manto.
Si su olvido sientes tanto,
Sinón soy, Elisa es Troya,
procura tú ser Ulises.
Engaños a Elisa venzan,
y mientras estos comienzan,
adiós, hasta que me avises.

Fragmento de la obra

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