Las carnestolendas

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ISBN rústica: 9788498164404


Este entremés de Pedro Calderón de la Barca transcurre en un ambiente de carnaval. Las carnestolendas son unas mascaradas rituales de raíz pagana y un período de libertad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa liturgia de la Cuaresma de la España del Siglo de oro.

Acto único

(Dentro el Vejete, Rufina, María y Luisa.)

Vejete: ¡Rufinica, Rufina, Rufinilla!

Rufina: ¿Hay tal rufincar? ¿Hay tal tarabilla?
¿Llamas, padre?

Vejete: En tu cuerpo, relamida.

Rufina: ¿Qué menos digo yo?

Vejete: Así, raída.
¿a dónde estás, exenta?

Rufina: En esta sala. 5

Vejete: Venid, dame la capa noramala.

Rufina: Tómela vuesarced que ahí está puesta.

Vejete: Descarada respuesta.
¿Pullas me echáis, pedrada?

(Salen las tres tras del Viejo.)

Rufina: ¡Ay, Señor, no hay que decir nada! 10

María: Padrecito del alma, lindo, hermoso…

Luisa: Amo, galán de cuerpo y talle airoso…

Rufina: Padrecito, almacén de Navidades…

Luisa: Inventor del mantenga y el sepades.

María: Ansí tus años que son cuatro veintes… 15

Rufina: En Tetuán los cuentes.

María: Pues el cosquilloso tiempo nos convida
de las Carnestolendas, por tu vida,
que nos dejes hacer una Comedia.

Vejete: ¡Miren pues que Riquelme ni que Heredia 20
para representar! Mejor sería
gastar la noche y día
en hacer su labor.

Luisa: Lindo regalo.

Rufina: Escupa, padre, que ha mentado el malo:
vaya arredro, patillas, 25
La labor deste tiempo es casadillas.

Vejete: ¿Yo gastar en Comedias mi dinero?
¡Para compraros de comer lo quiero!

María: Si licencia nos das que la estudiemos,
a comedia y a agua ayunaremos. 30

Vejete: ¡Oh, loco tiempo de Carnestolendas
diluvio universal de las meriendas
feria de casadillas y roscones,
vida breve de pavos y capones
y hojaldres, que al Doctor le dan ganancia 35
con masa cruda y con manteca rancia!
Pues ¿qué es ver derretidos los mancebos
gastar su dinerillo en tirar huevos?

Luisa: En esto su locura manifiestan,
que mejor es tirarnos lo que cuestan. 40

Rufina: ¡Y cómo! Veinte huevos azareños
le cuestan veinte reales a sus dueños.
Tíranmelos y mánchanme un vestido,
quedo yo pesarosa y él corrido
sin alzar más cabeza en todo el día. 45

María: Pues ¿cuál querré yo más, por vida mía,
estas galanterías criminales,
o en dinero civiles veinte reales?

Rufina: (Aparte.) (Luisa, agora es tiempo de lograr mi traza.)

Luisa: Yo voy y a tu galán clavo esta maza. 50

Fragmento de la obra