La vuelta de Martín Fierro

3.00

ISBN: 9788498978551 Categoría: Etiquetas: , ,

ISBN CM: 9788411269803
ISBN tapa dura: 9788498974553


La vuelta de Martín Fierro fue publicada por José Hernández en 1879 en la Argentina y continúa la saga del ya célebre Martín Fierro.
En esta segunda parte, el autor completa algunas incógnitas de la primera parte y resuelve situaciones que habían quedado pendientes, como el destino de los dos hijos de Fierro y el encuentro de Picardía, hijo de Cruz, que canta a los presentes con un peculiar estilo, la historia de su vida. 
La Vuelta de Martín Fierro es más rica en episodios y personajes que la primera. Uno de ellos, el Viejo Vizcacha, cuyos consejos le ponen un singular colorido a la narración.

Martín Fierro

1
Atención pido al silencio
y silencio a la atención,
que voy en esta ocasión,
si me ayuda la memoria,
a mostrarles que a mi historia 5
le faltaba lo mejor.

Viene uno como dormido
cuando vuelve del desierto,
veré si a explicarme acierto
entre gente tan bizarra, 10
y si al sentir la guitarra
de mi sueño me dispierto.

Siento que mi pecho tiembla,
que se turba mi razón,
y de la vigüela al son 15
imploro a la alma de un sabio
que venga a mover mi labio
y alentar mi corazón.

Si no llego a treinta y una
de fijo en treinta me planto, 20
y esta confianza adelanto
porque recebí en mí mismo,
con el agua del bautismo,
la facultá para el canto.

Tanto el pobre como el rico 25
la razón me la han de dar;
y si llegan a escuchar
lo que esplicaré a mi modo,
digo que no han de reír todos,
algunos han de llorar. 30

Mucho tiene que contar
el que tuvo que sufrir,
y empezaré por pedir,
no duden de cuanto digo;
pues debe crerse al testigo 35
si no pagan por mentir.

Gracias le doy a la Virgen,
gracias le doy al Señor,
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto, 40
no perdí mi amor al canto
ni mi voz como cantor.

Que cante todo viviente
otorgó el Eterno Padre,
cante todo el que le cuadre 45
como lo hacemos los dos,
pues solo no tiene voz
el ser que no tiene sangre.

Canta el pueblero… y es pueta;
canta el gaucho… y ¡ay Jesús! 50
lo miran como avestruz
su inorancia los asombra;
mas siempre sirven las sombras
para distinguir la luz.

Fragmento de la obra

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