La santa Juana III

3.00

ISBN: 9788498970838 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN tapa dura: 9788498976335
ISBN rústica: 9788498165210


La trilogía de La Santa Juana pertenece al teatro hagiográfico de Tirso de Molina. Aquí se relatan diferentes episodios de la vida de Santa Juana, desde su conflicto inicial con la vida profana y la religiosa hasta su visión casi epifánica de los sucesos terrenales. La obra tiene además un trasfondo mundano en el que destacan personajes como el emperador Carlos V.

Jornada primera

(Salen don Luis y César, como de noche.)

Luis: ¿Hay más de eso?

César: ¿Es esto poco,
don Luis, para obligaros
a la razón que os provoco?
¿No basta para apartaros
de ese pensamiento loco
el saber cuán adelante
ha estado mi amor constante
y que fui favorecido
poco menos que un marido
y mucho más que un amante?
¡En un año que he gozado
el dulce entretenimiento
que ya niega a mi cuidado,
mil veces mudé el asiento
desde la silla a su estrado,
y en él dando a mis amores
esperanzas en favores
de cintas, guantes, cabellos,
he alcanzado otros por ellos,
no sé si diga mayores.
Esto es cierto; averiguadlo,
y si veis que vuelve atrás
vuestro crédito, dejadlo.

Luis: ¿Tenéis que decirme más?

César: Harto os he dicho, miradlo.

Luis: Ya lo he visto, y como es
el amoroso interés
feria de cambios y trazas,
sabéis mucho en sus trapazas,
que sois, César, genovés.
Ya sé que vuestras porfías
por remediar vuestros daños
inquietan las dichas mías;
que son propios los engaños
en guerras y en mercancías,
y como es guerra el amor
y mercancía la mejor
que pone el gusto en su tienda,
por quedaros con la hacienda
dais hoy en enredador.
Pero no habéis de tener
mucha ganancia conmigo,
que es necio, a mi parecer,
quien fía de su enemigo
o cree a su mercader.
Doña Inés es principal
y discreta, y siendo tal,
cuando algún favor os diese
no haría cosa que estuviese
a su reputación mal,
y a hacerla vos, en efeto,
de cuatro eses con que han dado
fama al amante discreto,
la mejor habéis borrado,
que es la «ese» del secreto;
y a quien no sabe guardalle
hace bien en desprecialle
y echar de la voluntad
a quien, quizá sin verdad,
sus faltas echa en la calle.

Fragmento de la obra

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