La santa Juana II
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ISBN tapa dura: 9788499532592
ISBN rústica: 9788498165203
La trilogía de La Santa Juana pertenece al teatro hagiográfico de Tirso de Molina. Aquí se relatan diferentes episodios de la vida de Santa Juana, desde su conflicto inicial con la vida profana y la religiosa hasta su visión casi epifánica de los sucesos terrenales. La obra tiene además un trasfondo mundano en el que destacan personajes como el emperador Carlos V.
Jornada primera
(Música, y salen la Santa y el Ángel arriba, que va bajando hasta la mitad del tablado, y la Santa subiendo de él al mismo tiempo, hasta emparejar los dos, y entonces cesa la música.)
Ángel: Esposa cara del Monarca eterno,
Fragmento de la obra
contra cuyo poder no prevalecen
las puertas tristes del Tartáreo infierno;
las entrañas de Dios que se enternecen
con el agua sabrosa de tu llanto
remedio al mundo por tu ruego ofrecen.
Delante de su altar, tálamo santo,
llorando estabas el estrago horrible
que al mundo anuncia confusión y espanto
por la ponzoña del dragón terrible
de las siete cabezas que en Sajonia
niega la ley católica infalible.
Llorabas que con falsa ceremonia
y hipócrita apariencia, el vil Lutero
imitase a Nembrot en Babilonia,
y que el rebaño del Pastor cordero,
este lobo, en oveja disfrazado,
despedazase con estrago fiero.
Llorabas que se hubiese dilatado
su blasfema y pestífera dotrina
por Alemania y su imperial estado,
y que, cual de la máquina divina,
derribó la tercer parte de estrellas
la angélica soberbia serpentina,
este Anticristo austral, las leyes bellas
de la alemana iglesia derribase,
asolando la mies de Dios con ellas.
Lloras el ver que tanto cáncer pase
tan adelante y su infernal blasfemia
que lo mejor de vuestra Europa abrase.
El católico reino de Bohemia
la verdadera ley de Dios destierra,
y al apóstata falso sirve y premia.
Flandes le sigue ya, e Ingalaterra
sus desatinos tiene por ganancia,
desamparando a Dios su gente y tierra,
Polonia, Hungría y la cristiana Francia
frenéticas aprueban los errores
que el vicio trajo al mundo y la ignorancia;
por esto lloras, y es razón que llores
pérdida tan notable.