La próspera fortuna de don Álvaro de Luna
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ISBN rústica: 9788498160987
En La próspera fortuna de don Álvaro de Luna, Antonio Mira de Amescua nos relata la historia de Álvaro. Este nacido en Cañete (Cuenca) a finales del siglo XIV.
El protagonista era hijo bastardo de Álvaro Martínez de Luna, copero mayor del rey Enrique III, y de María Fernández de Jarana; casada con el alcaide de la fortaleza de Cañete. A los catorce y entró en el servicio de su tío, arzobispo de Toledo, y más tarde papa, con el nombre de Benedicto XIII. El padre de Álvaro de Luna estaba, además, emparentado con María de Luna, reina de Aragón.
A los dieciocho años Álvaro de Luna entró en la corte de Juan II Trastámara, en calidad de paje.
Álvaro se casó en 1420 con doña Elvira de Portocarrero.
Mira de Amescua escribió obras de teatro inspiradas en la historia de España influido por Lope de Vega, acumulando numerosos personajes y acciones en una misma comedia. Sus argumentos son complicados y su estilo pretende la ornamentación del culteranismo.
Jornada primera
(Sale Ruy López, Juan García y Herrera, vistiéndole, y un Paje.)
Ruy: ¿Qué hora es?
García: Señor, las nueve.
Ruy: A la vejez cualquiera mal se atreve.
Tarde me he levantado.
Mis continuos achaques lo han causado.
Hijos, vestidme aprisa,
porque antes que a palacio, vaya a misa.
Herrera, Juan García,
mucho huelgo de veros, a fe mía.García: Tu vida el cielo aumente.
(Gritan los pobres diciendo «limosna».)
Ruy: Amigos, ¿qué se debe a aquesa gente
que he sentido allá fuera?Herrera: Nada, señor, son pobres.
Ruy: Pues, Herrera,
¿no es deuda y muy debida
la limosna que piden, por mi vida?
Que nunca el pobre aguarde;
la limosna deshace el darla tarde.
Dadme capa y espada;
que sale alegre el día, y si le agrada
salir al campo agora
al Rey, nuestro señor, pienso que es hora
de verle; que ha tres días
que no le vi por las dolencias mías.Mena: Este papel te envía
el marqués de Villena.Ruy: El que solía
tener tan gran estado,
y agora, con sus libros, retirado,
contempla las estrellas
adivinando lo futuro en ellas.
Sal y cierra esa puerta.
Aunque no nos predice cosa cierta
la docta astrología,
a Enrique consulté la dicha mía,
y en éste me responde
el fin que a mi vejez el cielo esconde,
de varios astros lleno.
«A don Ruy López de Ávalos el Bueno.»
Mejor es que lo fuera,
y que el mundo este nombre no me diera.(Lee.) «Cuando lea vueseñoría este papel, estará
Fragmento de la obra
con dos criados suyos, los que más quiere (Es
verdad); el uno será espejo de la lealtad, y
el otro de la traición; el uno causará su
ruina y el otro será restaurador de su honra.
De ahí a pocos días, entrará en su casa quien
le ha de suceder en sus estados y vueseñoría
será feliz en sucesión, si desdichado en sus
últimos días. Don Enrique»