La literatura francesa moderna. El Naturalismo

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ISBN rústica: 9788499539805


A partir del año 1880 empiezan a divulgarse las ideas teóricas que el naturalista francés, Émile Zola, expone y desarrolla en el que se podría considerar el documento más importante del movimiento naturalista, Le Roman Expérimental, en el que se traza el perfil del nuevo novelista «experimental». Este movimiento estético se caracteriza por su enfoque en la observación objetiva y detallada de la realidad, y por su interés en los aspectos más sórdidos y negativos de la sociedad.
En España son pocos los años que transcurren entre la tardía aceptación del realismo y el debate sobre el naturalismo (1883-1887), que empieza cuando circulan las primeras obras de Émile Zola.
En La literatura francesa moderna. El Naturalismo Emilia Pardo Bazán manifiesta que los puntos débiles del nuevo movimiento son, por una parte, el fatalismo o determinismo y, por la otra, el utilitarismo en el arte. Según la escritora gallega, los autores franceses, al hacer hincapié en los condicionamientos de tipo social, fisiológico y biológico (que constituían precisamente los fundamentos de la teoría del maestro Zola), no saben captar esa auténtica clave de la esencia humana que es el libre albedrío.
Para Emilia Pardo Bazán, la novela naturalista, sin alejarse de la realidad y sin caer en exclusivismos, debe dar más bien una imagen exacta de la vida y de los seres humanos, pero en su doble dimensión material y espiritual. Por esta razón, propone como solución ideal un nuevo realismo que actúe como puente levadizo entre las dos doctrinas filosóficas antagónicas, el tradicional realismo idealista español y el nuevo naturalismo materialista francés.

Antes de entrar de lleno en el período en que el naturalismo adquiere carácter de escuela literaria, desplegando bandera de combate y pretendiendo asumir la significación entera de la democracia triunfadora, convendrá advertir (insistiendo en algo dicho ya en anteriores volúmenes de esta obra misma), que dar a una época el nombre de una escuela, no quiere decir que en esa época misma faltasen otras tendencias, sino que hay una especialmente característica de la hora y del momento.
Hemos visto cuán efímero fue el triunfo del romanticismo, y registrado las diversas fases y direcciones de la transición. Una va a imponerse, con violencias de pirata que entra a saco en la ciudad, y contribuirán a su pasajero dominio, la difusión del positivismo científico, al cual, ya veremos si con fundamento, se afiliaba el naturalismo literario; la influencia póstuma de Balzac, que, como nuestro Felipe el Hermoso, anduvo más camino muerto que en vida; y las circunstancias sociales e históricas, que prepararon el advenimiento de la tercer república.