La gran Semíramis

3.00

ISBN: 9788498976489 Categoría: Etiquetas: , ,

ISBN tapa dura: 9788490075197
ISBN rústica: 9788496428539


Cristóbal de Virués escribió tragedias violentas y fue muy popular con La gran Semíramis, La cruel Casandra y Atila furioso, estrenadas en Valencia entre 1580 y 1590. En ellas que empleó con frecuencia recursos del teatro clásico como el coro.

Jornada primera

(Menón, Zopiro hombre, de hábito en Semíramis.)

Menón: El fiero son del temeroso asalto,
que enciende y hiela los humanos pechos,
subía por el aire a lo más alto
de los eternos estrellados techos,
cuando, con amoroso sobresalto,
en medio de la armas y pertrechos
me dieron, mi dulcísima querida,
nueva de vuestra súbita venida.
Arremetía ya el abierto muro,
puestos los ojos en la gloria y fama;
pero sabiendo que llegastes, juro
que me trajo volando a vos mi llama
y, aunque el honor viniendo me aventura,
verá quien me juzgare, si me infama,
que importa más gozar de vos, mi cielo,
que cuanta gloria puede darme el suelo.
Semíramis querida, ¿es cierto, es cierto
que llegastes a ver al que os adora;
al que es sin vos un cuerpo casi muerto
que eternamente gime, pena y llora?

Semíramis: Amado esposo, alegre y dulce puerto
de mis deseos, si llegara ahorad
a ser universal reina del mundo,
al bien de veros fuera bien segundo.

Menón: Era tal el dolor de verme ausente
de vos, que sois mi bien, mi gozo i gloria;
acrecentava tanto el fuego ardiente
de mis dulces deseos la memoria,
que tuviera sin duda la inclemente
muerte ya de mi vida la vitoria,
si no esperara verme en esos ojos,
que convierten en glorias mis enojos.
No los peligros de la guerra airada
ni sus trances crueles y furiosos,
no el ver la frágil vida aventurada
en los bravos rencuentros temerosos,
no el ver de la Fortuna la enojada
cara, con mil desdenes rigurosos,
mellaran de mi pecho los azeros,
sino solo dejar, mi bien, de veros.
Y no vitorias que la guerra ofrezca,
ni prósperos sucesos y grandezas;
ni ver que mi, apellido y nombre crezca
con hazañas notables y proezas;
ni ver que la Fortuna me enriquezca
con sus mayores bienes y riquezas,
darán contento a esta alma que os adora,
sino solo gozar de vos, señora.

Fragmento de la obra