La elección por la virtud
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ISBN rústica: 9788498160383
La elección por la virtud relata la vida del Papa Sixto V. La trama se centra en un conflicto amoroso protagonizado por las hermanas de Sixto junto a otros dos personajes. Así Tirso de Molina muestra los entresijos de la vida monástica. Tirso recibió duras críticas de la Iglesia española tras escribir esta obra.
Sixto V, el personaje protagónico, tuvo una vida emblemática. Nació en una familia humilde. Entró en la orden franciscana a los catorce años. Estuvo en el Concilio de Trento como asesor inquisitorial, fue general de los Franciscanos, arzobispo de Fermo, cardenal a los cincuenta años y alcanzó el papado en 1585.
La elección por la virtud es un homenaje al hombre que reformó el clero y puso orden en los conflictos en los Estados Pontificios. El papa que apostó por una política severa y pragmática aparece aquí desde su etapa de juventud.
Jornada primera
(Sale Sixto de labrador pobremente vestido; saca a su padre muy viejo, vestido de labrador, con un gabán viejo, y sácale casi en brazos, con báculo grosero. Llámase Pereto, el viejo.)
Sixto: Ya es, padre, hora de almorzar.
Aquí hace buen Sol. Sabina,
saca un banco en que sentar
nuestro padre.Pereto: ¡Peregrina
virtud! ¡Piedad singular!
Hijo, aunque viejo y cansado,
no tanto que si arrimado
a un palo los pies provoco,
no pueda andar poco a poco.
Soy ya viejo, estoy pesado;
ya de mis carnes molestas
la carga grave contemplo.
Suelta, si ya no me aprestas
de la cigueña el ejemplo,
que lleva a su padre a cuestas;
no te canse, por tu vida,
pues, la cosa más querida
de mi vejez…Sixto: Quien os lleva,
padre, en el alma que aprueba
esta obligación debida
a quien el ser que me anima
me dio, que sois, padre, vos,
es razón que os lleve encima;
que el padre, después de Dios,
la joya es demás estima.
Y si el padre es el segundo
después de Dios en el mundo,
no es bien que os parezca nuevo
si en el hombro, padre, os llevo;
que en buena razón me fundo,
aunque os espanto y asombro;
pues, según naturaleza,
he de llevar cuando os nombro,
padre, a Dios en la cabeza,
y luego al padre en el hombro,
que es el segundo lugar
donde se puede asentar
la piedad en que me fundo,
pues sois, en fin, el segundo
que he de obedecer y amar.Pereto: Ya sé que has de vencer,
Fragmento de la obra
hijo, en razones; mas eso
conmigo no ha de valer,
que no es para tanto peso
tu cuello, ni ha de traer
cosa que le canse.