La casa de los celos

3.00

ISBN: 9788499531892 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN rústica: 9788498163735


La casa de los celos es una comedia de circunstancias con carácter caballeresco de Miguel de Cervantes. Se estructura en tres actos, dentro de los cuales se funden el motivo carolingio con la leyenda de Bernardo del Carpio. Todo se configura en torno a una sucesión de grotescas escenas, como, por ejemplo, combates, encantamientos, cuchilladas, y otras serie de acciones que se exponen sobre un fondo de imaginación ariostesca sin ironía ni rigor.

Jornada primera

([Salen] Reinaldos y Malgesí.)

Reinaldos: Sin duda que el ser pobre es causa desto;
pues, ¡vive Dios!, que pueden estas manos
echar a todas horas todo el resto
con bárbaros, franceses y paganos.
¿A mí, Roldán, a mí se ha de hacer esto?
Levántate a los cielos soberanos,
el confalón que tienes de la Iglesia.
O reniego, o descreo…

Malgesí: ¡Oh, hermano!

Reinaldos: ¡Oh, pesia…!

Malgesí: Mira que suenan mal esas razones.

Reinaldos: Nunca las pasa mi intención del techo.

Malgesí: Pues, ¿por qué a pronunciallas te dispones?

Reinaldos: ¡Rabio de enojo y muero de despecho!

Malgesí: Pónesme en confusión.

Reinaldos: Y tú me pones…
¡Déjame, que revienta de ira el pecho!

Malgesí: ¡Por Dios!, que has de decirme en este instante
con quién las has.

Reinaldos: Con el señor de Aglante.
Con aquese bastardo, malnacido,
arrogante, hablador, antojadizo,
más de soberbia que de honor vestido.

Malgesí: ¿No me dirás, Reinaldos, qué te hizo?

Reinaldos: ¿Que a tanto desprecio he yo venido,
que así ose atrevérseme un mestizo?
Pues ¡juro a fe que, aunque le valga Roma,
que le mate, y le guise, y me le coma!
En un balcón estaba de palacio,
y con él Galalón junto a su lado;
yo entraba por el patio, muy de espacio,
cual suelo, de mí mismo acompañado;
los dos miraron mi bohemio lacio
y no de perlas mi capelo ornado;
tomáronse a reír, y a lo que creo,
la risa fue de ver mi pobre arreo.
Subí, como con alas, la escalera,
de rabia lleno y de temor vacío;
no los hallé donde los vi, y quisiera
ejecutar en mí mi furia y brío.
Entráronse allá dentro, y, si no fuera
porque debo respeto al señor mío,
en su presencia le sacara el alma,
pequeña a tanta injuria, y débil palma.

Fragmento de la obra