Filosofía antigua poética

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ISBN: 9788498978339 Categorías: , Etiquetas: ,

ISBN tapa dura: 9788411265690
ISBN rústica: 9788498165975


La Filosofía antigua poética es la obra más famosa de Alonso López Pinciano. Es un tratado pedagógico de poética dividido en trece epístolas dialogadas. Van seguidas de un breve comentario en forma de carta en donde el fingido corresponsal del Pin­ciano resume y comenta las doctrinas ex­puestas en el diálogo que lo precede.
El autor sigue a Aristóteles en la Poética y la Retórica y a Horacio. Las cartas contienen diálogos sobre la felicidad, la poesía, la doctrina sobre la tragedia, la comedia, entre otros. Aunque la base de este sistema es, naturalmente, el Arte Poética de Aristóteles, la riquísima prodigalidad de ideas que el Pinciano expone en sus comentarios a la doctrina aristo­télica se estructura en un sistema original y complejo. 
La doctrina de Pin­ciano procede de fuentes más profundas. No se trata de una mera anotación de los preceptos horacianos o de una deficiente asimilación de las ideas aristotélicas.
Se cree que Pinciano escribió Filosofía antigua poética con el propósito de poner un freno clasicista a los éxitos dramáticos de Lope de Vega. Quería recuperar la estructura del teatro de la antigüedad clásica. Por ello el autor es un preceptista, defensor de los principios aristotélicos del teatro, en contraposición con el efectismo barroco.
López Pinciano propone una verdadera filosofía de la literatura. Toma en cuenta su esencia, su finalidad pero también, y quizás sobre todo, la naturaleza del hombre que la crea, el poeta, y el público.

Semejante es, dice el Filósofo, en sus Políticos, la ciudad a la nave, porque como en ésta los navegantes, todos a una, aspiran al salvamento común, así en aquélla los ciudadanos, a una todos, deben conspirar a la salud universal, de manera que si el piloto, calafate o remero gobierna, calafatea y rema por la defensa y conservación del vaso en que navega, el labrador, el soldado y el juez y los demás, cada uno en su ministerio, son obligados a la conservación y aumento de la república que habitan. Esta es la doctrina que el Filósofo enseña, a la cual añado que, aunque es así, debe y es obligado cada uno de los ciudadanos a servir y aprovechar a su ciudad en su particular oficio; puede, tal vez justamente, acudir el ciudadano a otros ministerios del suyo diferentes, y, como acontece que en la nave, forzado de la necesidad el calafate reme, el remero calafatee y el Piloto, patrón y capitán ayuden a poner la vela, sucede también en la república que el ministro de un oficio, suadido de la necesidad, no sin justicia, se entre tal hora en el de otro.
¿Quién acusará al labrador que, en tiempo de guerra, deja el arado y toma las armas por la defensa de la patria? ¿Y quién al soldado que, en tiempo de paz y de hambre, trueca la espada en reja? ¿Y quién me acusará ahora a mí, que emprendí escribir doctrina fuera de mi principal y primera vocación, si lo hice movido de honesto celo? Sabe Dios ha muchos años deseo ver un libro de esta materia sacado a luz de mano de otro por no me poner hecho señal y blanco de las gentes, y sabe, que por ver mi patria, florecida en todas las demás disciplinas, estar en esta parte tan falta y necesitada, determiné a arriscar por la socorrer. Dirá acaso alguno no es la Poética de tanta sustancia que por su falta peligre la república. Al cual respondo que lea y sabrá la utilidad grande y mucha doctrina que en ello se contiene. Mas ¿para qué lector te canso con esta apología, si sabes que Apolo fue médico y poeta, por ser estas artes tan afines que ninguna más? Que si el médico templa los humores, la Poética enfrena las costumbres que de los humores nacen.

Fragmento de la obra