El licenciado vidriera
€3.00
ISBN CM: 9788411268141
ISBN tapa dura: 9788411262484
El licenciado vidriera es una parodia escrita con cierto aire de tristeza que relata las fantasías de un hombre que cree que su cuerpo es de cristal. El argumento, tratado anteriormente por Miguel de Cervantes Saavedra en sus Novelas ejemplares, es aquí llevado al teatro por Agustín Moreto y Cabaña.
A diferencia de la versión de Cervantes, aquí la acción transcurre en Italia y el protagonista del relato se llama Carlos. Nuestro héroe es en la pluma de Moreto un valiente soldado que tras una época de locura creyéndose de vidrio recupera la razón y consigue el amor y la fortuna.
Jornada primera
La escena es en Urbino y sus inmediaciones.
Salón del alcázar.
Carlos y Gerundio, de estudiantes.
Una voz: (Dentro.) Nuestro duque viva, viva.
Carlos: Mil siglos goce el Estado.
Gerundio: Carlos, señor, ¿qué cuidado
en esta pompa festiva
aumenta las esperanzas
en tu miserable estrella,
pues nunca has sacado della
mas que riesgos y mudanzas?Carlos: Gerundio amigo, si el cielo
no me niega su favor,
hoy tendrá premio y honor
mi justo y noble desvelo;
de mis estudios espero,
pues tan continuos han sido,
ver el logro merecido.Gerundio: ¿Qué logro ni que logrero?
Fragmento de la obra
¿Tu estrella a ti ha de premiarte?
Si premios lloviera aquí,
no se viniera uno a ti,
sino es a descalabrarte.
¿No sabes tu mala suerte
y tus ciegas esperanzas,
pues cuantos bienes alcanzas
en sapos te los convierte?
Pues ¿qué espera tu locura?
¿Tú premios? ¿tú ser dichoso?
Aunque nacieras potroso
jamás tuvieras ventura.
¿No sabes que te he seguido
desde niño en tu partida?
Pues dame un lance en tu vida
que de ventura haya sido.
Si en amores ha de ser,
no hay fregona ni gallega
que para ti no este ciega,
porque no te pueden ver.
Y si en tu pobreza va,
hacen bien, que al pretendellas
¿qué ha de dárseles a ellas
de quien nada se les da?
Y este crédito maldito
nos tiene, para sus yerros,
tan señalados por perros,
que me suelen llamar cito.
Con que, nunca hemos podido,
sino a escuras y callando
enamorar, porque hablando
nos conocen el ladrido.