El esclavo del demonio

3.00

ISBN: 9788498972245 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN rústica: 9788498160833


El esclavo del demonio, es una de las más célebres obras de Antonio Mira de Amescua,. Tal vez sea, además, la mejor comedia religiosa de la España del Siglo de oro.
Lo obra se inspira en la leyenda faústica de un monje portugués, frey Gil de Santarem (llamado también Egidio). Relata que éste, harto de la vida ascética, se entregó a una frenética vida licenciosa y, para dominar los secretos de la nigromancia, hizo un pacto con el Diablo, vendiéndole su alma.
La obra se adelanta a Goethe. Aunque el tema del pacto con el Diablo viene del siglo VI. El esclavo del demonio es una versión barroca del mismo conflicto.

Jornada primera

(Salen Marcelo, viejo, y Lisarda y Leonor, hijas suyas.)

Marcelo: Padre soy, hago mi oficio;
tomad consejo esta vez,
y sed por tal beneficio,
báculos de esta vejez,
columnas de este edificio.
Si las acciones humanas
con igual amor de hermanas
dirigís a la virtud,
a la fuerte juventud
no envidiarán estas canas.
Un año fue el curso mío,
mayo la niñez inquieta,
la juventud fue el estío,
otoño la edad perfeta,
la vejez invierno frío.
Mi cuerpo apenas se mueve,
que la edad mayor es breve,
como el hombre no es eterno,
y por estar en mi invierno
me cubre el tiempo de nieve.
Sirviendo a mi rey gasté
la flor de mi edad dorada
que en sus límites se ve,
y así he dejado aumentada
la nobleza que heredé.
Ésta quiero conservar
y así te pretendo dar,
Lisarda, el estado que amas;
pues que las dos sois las ramas
en que el fruto he de mostrar.
Cásate, estado recibe;
hágame Dios tal merced
antes que el tiempo derribe
aquesta baja pared,
que agora temblando vive.
Don Sancho de Portugal,
que de la sangre real
gotas en sus venas tiene,
a ser tu marido viene
mañana.

Lisarda: (Aparte.) (¡Yo estoy mortal!)

Marcelo: Tú, Leonor, que el pensamiento
a Dios eterno ofreciste,
de que yo vivo contento,
ya que el estado elegiste,
sabe elegir el convento.
Tus intentos son divinos,
que en esta vida en que estamos
todos somos peregrinos
del cielo, aunque caminamos
por diferentes caminos.

Fragmento de la obra