Sancho Panza en la ínsula Barataria

2.00

ISBN: 9788498974263 Categoría: Etiquetas: ,

ISBN CM: 9788490070475
ISBN tapa dura: 9788411260237


Sancho Panza en la ínsula Barataria recoge las escenas en que Sancho Panza sueña con ejercer un buen gobierno. Nos interesa que los lectores puedan disponer de uno o varios capítulos del Quijote que les sean útiles por sí mismos para comprender mejor esta gran novela.
En el caso de la Ínsula Barataria, Sancho destaca por su honestidad a la hora de juzgar las disputas entre los habitantes de la población de la que, mediante un engaño, le hacen que creer que gobierna. Una vez más Sancho y el Quijote se debaten entre la ficción del engaño, el delirio y sus buenas voluntades.
A continuación enumeramos los capítulos que contiene la presente edición:

  • Capítulo XLV. De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar
  • Capítulo XLVI. Del temeroso espanto cencerril y gatuno que recibió don Quijote en el discurso de los amores de la enamorada Altisidora
  • Capítulo XLVII. Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno
  • Capítulo XLVIII. De lo que le sucedió a don Quijote con doña Rodríguez, la dueña de la duquesa, con otros acontecimientos dignos de escritura y de memoria eterna
  • Capítulo XLIX. De lo que sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula
  • Capítulo L. Donde se declara quién fueron los encantadores y verdugos que azotaron a la dueña y pellizcaron y arañaron a don Quijote, con el suceso que tuvo el paje que llevó la carta a Teresa Sancha, mujer de Sancho Panza
  • Capítulo LI. Del progreso del gobierno de Sancho Panza, con otros sucesos tales como buenos
  • Capítulo LII. Donde se cuenta la aventura de la segunda dueña Dolorida, o Angustiada, llamada por otro nombre doña Rodríguez
  • Capítulo LIII. Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza
  • Capítulo LIV. Que trata de cosas tocantes a esta historia y no a otra alguna

«¡O perpetuo descubridor de los antípodas, hacha del mundo, ojo del cielo, meneo dulce de las cantimploras, Timbrio aquí, Febo allí, tirador acá, médico acullá, padre de la poesía, inventor de la música, ti que siempre sales y aunque lo parece, nunca te pones! ¡A ti digo, o Sol, con cuya ayuda el hombre engendra al hombre!: a ti digo que me favorezcas y alumbres la oscuridad de mi ingenio, para que pueda discurrir por sus puntos en la narración del gobierno del gran Sancho Panza; que, sin ti, yo me siento tibio, desmazalado y confuso.
Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía. Diéronle a entender que se llamaba la ínsula Barataria, o ya porque el lugar se llamaba Baratario, o ya por el barato con que se le había dado el gobierno. Al llegar a las puertas de la villa, que era cercada, salió el regimiento del pueblo a recibirle; tocaron las campanas, y todos los vecinos dieron muestras de general alegría, y con mucha pompa le llevaron a la iglesia mayor a dar gracias a Dios, y luego con algunas ridículas ceremonias le entregaron las llaves del pueblo y le admitieron por perpetuo gobernador de la ínsula Barataria. El traje, las barbas, la gordura y pequeñez del nuevo gobernador tenía admirada a toda la gente que el busilis del cuento no sabía, y aúna todos los que lo sabían, que eran muchos. Finalmente en sacándole de la iglesia le llevaron a la silla del juzgado, y le sentaron en ella, y el mayordomo del duque le dijo: Es costumbre antigua en esta ínsula, señor gobernador, que el que viene a tomar posesión de esta famosa ínsula está obligado a responder a una pregunta que se le hiciere, que sea algo intricada y dificultosa; de cuya respuesta el pueblo toma y toca el pulso del ingenio de su nuevo gobernador, y así, o se alegra o se entristece con su venida.»

Fragmento de la obra