Cómo se gobierna Filipinas
€1.00 – €6.00
ISBN rústica ilustrada: 9788496428010
Cómo se gobierna Filipinas apareció en el periódico La Solidaridad, que editaba José Rizal en Barcelona a finales del siglo XIX. Su reflexión sobre los principios fundantes del colonialismo y sobre las fuerzas enfrentadas en los procesos de emancipación social de Filipinas tiene hoy una vigencia enorme.
Resulta válida, a su vez, para entender cómo se formaron las conciencias nacionales de las colonias españolas de América y Asia y el papel que jugaron en estos movimientos el clero y la burguesía liberal.
El texto de Cómo se gobierna Filipinas es, por sí mismo, un proyecto de construcción nacional. Rizal analiza
- las deficiencias,
- imperfecciones y abusos de su patria
- y se refiere a reformas que, en sus opinión, permitirían salir de tal estados de cosas.
De algunos años a esta parte el porvenir de aquellas islas preocupa, no solo a sus habitantes que son los que están más interesados, sino también a muchos peninsulares que hasta hace muy poco ignoraban quizás su situación geográfica y la raza que las habita, etnográficamente hablando.
Fragmento de la obra
Todos ven, todos presienten, todos están convencidos de que aquello va mal, de que algo allí deja mucho que desear; unos lo atribuyen a una cosa, otros a otra. Los mismos partidarios del gobierno allí imperante convienen en que existen males necesarios, sin sospechar que caen en una gran ridiculez o en un atraso de ideas lamentable. Decirle a un enfermo que su enfermedad es necesaria y que no debe tratar de combatirla es volver a los primitivos tiempos de la Medicina, es confesarse impotente; el médico que diga tal cosa a su paciente, debe aconsejarle consulte otras lumbreras.
Los mismos frailes que benefician y gobiernan el país, los mismos que más interesados están en hacer creer que allí todo va a las mil maravillas; los que debieran sostener que allí todo es perfecto, inmejorable, celestial, para que nadie les turbase en el productivo nirvana que allí establecieron; estos mismos frailes convienen en que allí hay deficiencias, imperfecciones, abusos, y que las reformas son necesarias y se imponen, solo que quisieran un tratamiento homeopático, lentísimo, como los médicos que, faltos de clientes, desearan arrullar y mecer una enfermedad crónica, a fin de ir cobrando y comiendo a costa del enfermo y de su padecimiento. Y esto lo han probado y demostrado en sus escritos.