Apuntaciones sueltas de Inglaterra

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ISBN rústica ilustrada: 9788498972559
ISBN tapa dura: 9788411261005


Apuntaciones sueltas de Inglaterra relata el segundo viaje de Moratín a Europa en mayo de 1792. Por entonces Moratín había estrenado en Madrid El viejo y la niña y La comedia nueva.
Su estancia en Inglaterra duró cinco años y sin entrar en los motivos personales que lo llevaron a realizar tal periplo, sus apuntes son una reflexión de los usos y costumbres de otro pueblo, como era habitual  en los diarios de viaje. 
En Apuntaciones sueltas de Inglaterra el autor pone de relieve el grado de libertad personal y desarrollo económico de que gozaban los ciudadanos ingleses a fines del XVIII, un hecho prácticamente desconocido en el resto de Europa, y no digamos en España.
Moratín no puede dejar de admitir y de admirar que se trata de «una nación en que las artes, el tráfico, la industria, la agricultura, las ciencias han llegado a un punto de perfección admirable», como él mismo escribe en la última nota del libro.

1
Encontrones por las calles. Los ingleses que van deprisa, sabiendo que la línea recta es la más corta, atropellan cuanto encuentran; los que van cargados con fardos o maderos, siguen su camino, no avisan a nadie y dejan caer a cuantos hallan por delante.

2
Los que barren las calles piden dinero a los que pasan; las mujeres que venden bollitos o estampas, lo mismo; los granaderos de centinela en el palacio de San James, lo mismo.

3
He visto algunas veces los carteles de las comedias puestos sobre las piernas de vaca, en las tiendas de los carniceros.

4
En el día 5 de noviembre se celebra el aniversario de la famosa conjuración, cuando quisieron volar con pólvora el Parlamento: maldad atribuida a los papistas. Algunos días antes andan los chicos pidiendo dinero por las calles para quemar al Papa. En el día del aniversario, la gente rica se emborracha en banquetes suntuosos; las viejas van a rezar a la iglesia (donde se celebra con oficio particular el suceso); los muchachos y la gente del pueblo pasean por la ciudad varias figuras de paja, perfectamente parecidas al pelele que se mantea en Madrid el Martes gordo. Estas figuras representan, en su opinión, al Papa; entretiénense todo el día con él, le insultan, le silban, le escupen, le tiran lodo, le arrastran por las patas, le dan pinchazos, y al fin muere quemado a la noche, con grande satisfacción y regocijo público.

5
En la calle Pall Mall se ve la famosa colección de pinturas poligráficas. Pocos años ha que se halló el secreto de sacar con admirable brevedad y semejanza muchas copias de cualquiera pintura. Se formó una compañía, que ha adquirido muy buenos originales, y de éstos y de cualesquiera otros sacan las copias que se les encargan, muy parecidas y muy baratas. Se ignora el método de que se valen para ello; pero el precio a que dan las obras anuncia desde luego la facilidad con que se hace: por setecientos reales se hallan copias que nadie podría procurarse ni por dos mil. La citada colección está abierta al público, pagando cinco reales por persona: se ven en ella cuadros de mucho mérito, y al lado de los originales están las copias, para que cualquiera pueda examinarlas.

Fragmento de la obra