Los raros de Rubén Darío
Los raros de Rubén Darío en la mesa de edición
Hace algún tiempo que queríamos publicar Los raros de Rubén Darío. Más de una vez pensamos en comprar alguna de las ediciones agotadas para hacer una nueva edición de la obra, pero la realización de algunos otros proyectos había demorado hasta hoy este trabajo. Y como más de una vez nuestros lectores nos han preguntado qué criterios justifican realizar cambios en el texto de un clásico, nos gustaría aprovechar la edición de esta obra para explicar en qué consiste nuestro trabajo.
Los raros, son un grupo de autores contemporáneos de Darío a los que éste defiende casi como emblemas de su época y de la literatura de finales del siglo XIX y principios del XX. Darío retrata, desde una perspectiva que no es sólo literaria sino también vital, a autores tan disímiles como Edgar Allan Poe, un casi mítico Conde de Lautreamont (del que por entonces apenas habían ediciones), Leconte de Lisle, Ibsen, Verlain, Villiers de L’Isle-Adam y José Martí. Puesto que el poeta conoció a la mayoría de los autores a los que se refiere, habla de sus temperamentos con el mismo entusiasmo con que habla de sus obras. Y así, Los raros no es sólo una exaltación de la literatura sino también de una forma de vida asociada a ella, ajena a las modas y a la gran industria. Darío parece sentirse obligado a rendir homenaje a estos autores, salvándolos de la indiferencia o del olvido. Pero además de referirse a sus autores de culto, Darío habla entre líneas de la obra de otros muchos escritores de la época franceses, ingleses, griegos, americanos y latinoamericanos, a los que vemos moverse en el ambiente febrilmente creativo del París de la última década del siglo XIX.
Pues bien, nuestra edición de Los raros parte de la editorial Mundo latino (Madrid, 1918), si bien hemos consultado algunas mas recientes. La edición original, aunque editada con esmero, adolecía de irregularidades en los nombres propios y topónimos, que aparecen a lo largo del libro con diferentes ortografías, citados unas veces en el idioma original y otras traducidos al castellano. Asimismo, hemos actualizado el uso de los acentos en:
fué: fue
fuí; fui
á: a
Por otra parte, hemos restituido los acentos franceses de los apellidos de ciertos autores, cuando ello servía para unificarlos. La lista sería un poco más extensa pero se trata en todos los casos de cuestiones de este tipo. Por último, la edición que proponemos no incorpora apenas nuevas notas. Nuestra idea es ofrecer siempre una primera edición con el menor aparato crítico, a partir de la cual sea posible publicar tantas como los académicos necesiten y nos pidan, adaptadas cada una de ellas a las necesidades más específicas.